"A consecuencia de la confusión de nombres -dice- los intereses castellanos confunden también y están postergados y sometidos a los de Valladolid, Tierra de Campos y el resto de la región leonesa".
"Pidiendo siempre para Castilla la Vieja, los leoneses obtuvieron siempre cuanto querían para su región; así cuando a Castilla la Vieja no la quedaba ni siquiera el nombre, que tenían secuestrado los leoneses, Valladolid conseguía hacerse núcleo de concentración de la cuenca del Duero y lograba que las líneas férreas de media España concurriesen en su provincia con grave perjuicio de todo el Norte y Noroeste de la nación, que se vieron obligados a prescindir de los caminos directos, ya que todos rodean para pasar por Valladolid".
"En Valladolid reina un verdadero afán por alardear de castellanos y un prurito desmesurado por demostrar que dicha ciudad es el heraldo de las aspiraciones de Castilla. No hay un periódico que no se precie de castellano, ni se hace una empresa industrial, agrícola o agraria que no ponga en su razón social el nombre de Castilla. Se dirá al contemplar este espectáculo que Valladolid se ha separado de su región leonesa y se ha sumado a la de Castilla la Vieja. Nada más lejos de la verdad que esta afirmación, pues la hermosa ciudad de la orilla del Pisuerga es lo que no tiene más remedio que ser: el cerebro de la región leonesa, el paladín de sus deseos, el asiento de su progreso".
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