jueves, 17 de abril de 2008

Sanidad a la italiana

Tomás llevaba unos días con molestías en la garganta. Después de cenar en un kebab es normal tener ligeros problemas gástricos pero esto no tenía que ver con las salsas sino con un trozo de papel de aluminio clavado al final de la boca. Al principio no lo dio importancia, pero tras un par de noches con dolores y fiebre decidió ir a un centro de salud en Florencia.
Llegamos a media tarde al Ospedale Santa María la Nuova(foto). Con una fachada monumetal, - no podía ser menos estando a escasos quinientos metros de sitios como la Galleria dell´Accademia o el Duomo - nos dimos cuenta rápidamente de que el exterior era lo mejor que íbamos a encontrar en ese lugar. Recorrimos los pasillos de baldosa azul que nos separaban de la sala de espera y allí - por expresa petición de las sonrientes enfermeras - dejamos a Tomás junto a cuatro supuestos pacientes.
Por dentro, el centro de salud era un lugar lúgubre con un patio interior de paredes descorchadas que hacían rememorar el Sarajevo de mediados de los noventa.
Tras una hora de espera, entró a una nueva habitación donde una "amable" enfermera le invitó a sentarse en una camilla. Gente entraba y salía de la estancia sin prestar mucha atención a Tomás.
Por fin, cuando las agujas del reloj se acercaban a las siete, el médico le atendió. ¿Qué le ocurre? - preguntó el facultativo - Se me ha clavado algo en la garganta y llevo varios días mal - espetó Tomás. El competente médico le inquirió que abriese la boca y exploró su garganta. -Parece que está un poco hinchada, sí, pero no veo nada - Mi recomendación - concluyó el doctor de urgencias, que, al parecer ha escrito su tesis sobre comida pakistaní pero que lo de atender a los pacientes no tiene muy claro qué es - es que no vuelva usted a comer en un kebab.
Amén.
Hoy Tomás, después de otra noche horrible ha tenido que ir al hospital y le han dado unas inyecciones. Veremos qué ocurre.
No dejaría de ser una simple anécdota si no fuera por una cosa: que desde septiembre, cuando llegué a Italia, llevó escuchando historias similares, cuando no peores, sobre la sanidad italiana: golpes que por arte de magia se convierten en roturas; gripes que terminan siendo bronquitis...
¿Se preocupará el delincuente Berlusconi de la sanidad? No creo.

1 comentario:

Caelio dijo...

....esofaguitis, eso va a ser esofaguitis, te lo digo por experiencia.

Me gusta Italia y su realidad que conozco superficialmente pero suficiente para dibujar una idea. Creo que merecen cuatro años más de populismo desmesurado para que, por enésima vez, y de una vez por todas suceda la definitiva refundación de la izquierda italiana- histórica como pocas- y se entierre muchos de los tópicos que encadenan su historia reciente.

Es una razón más por las que sigo tu blog. Ánimo.