martes, 29 de enero de 2008

Algo más que fútbol

Subí por primera vez las escaleras de la Lateral a finales del año noventa. Recuerdo que la primera imagen que tuve al ver el césped de El Plantío fue a Elduayen parando los balones que le chutaba Bastón durante el calentamiento previo al partido. Les reconocí al instante. No pocas tardes había merendado mi bocadillo de chorizo leyendo y releyendo las azañas de ese Burgos que ocupaba los primeros sitios de la clasificación. Aquella tarde hizo un frío de ésos a los que nos tiene acostumbrado nuestra ciudad en el mes de diciembre. El partido era frente al Mallorca y, tras noventa minutos de juego, el marcador manual de Claudio no se había movido. Saliendo del estadio, camino de casa, mi padre y mi tío comentaban el tostón que les había parecido el partido, "qué aburrimiento", se decían. Ese día, por primera vez, me di cuenta de que las realidades tienen varios cristales para ser miradas y sentidas. Yo sólo podía preguntarme cuándo podría volver a El Plantío.
Por aquellos años, nuestro equipo disputaba sus partidos en Primera División. Éramos uno de los veinte equipos de la élite nacional y el Club tenía diez mil asociados. Huelga decir que eran otros tiempos.
Dieciocho años después de aquella tarde, todo, o quizá nada, ha cambiado. El Burgos de principios de los noventa paseaba su escudo por los campos de Primera, pero al igual que hoy, comenzaba a resquebrajarse por dentro. Las cuentas no le salieron a Martínez Laredo y escapó de la ciudad dejando herido de muerte a un Burgos que no dudaría más de cuatro en el fútbol profesional.
No podemos volver a cometer los errores del pasado.
Domingo Novoa Rey no debe seguir en el Burgos. Su pésima gestión económica, su falta de palabra, de coherencia y la mala planificación están hipotecando a nuestro Club y por ende, las ilusiones de cada burgalesista. Se está hundiendo el barco, pero en este caso el capitán no morirá con él. Al igual que ya hizo Laredo, escapará a ritmo de tango y nos abandonará en las profundidades abisales que tan bien conocemos.

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